Lo analiza
estrechamente ligado al económico-social, como no podía ser de otro modo.
Reconoce y analiza las tres influencias en la educación peruana: la española,
la francesa y la norteamericana, estas dos últimas injertadas en la primera. La
educación en la colonia tuvo «un sentido aristocrático y un concepto
eclesiástico y literario de la enseñanza», en otras palabras, una educación
elitista y escolástica. El desprecio por el trabajo, por las actividades
productivas fue alentado por los claustros universitarios incluso luego de
producida la independencia. La República, que heredó las estructuras
coloniales, buscó luego el modelo de la reforma francesa, ya en las postrimerías
del siglo XIX. Hasta que la reforma de la segunda enseñanza de 1902, empezó a
reflejar la influencia creciente del modelo anglosajón: sería el primer paso
para adoptar el sistema norteamericano, coherente con el embrionario desarrollo
capitalista del país. Preconizador del modelo yanqui fue el Dr. Manuel Vicente
Villarán, cuyas prédicas triunfaron con la reforma educativa de 1920, por ley
orgánica de enseñanza dada ese año, pero como no era posible, según Mariátegui
«democratizar la enseñanza de un país, sin democratizar su economía, y sin
democratizar, por ende, su superestructura política» la reforma del 20 devino
en fracaso.
La reforma
universitaria merece también la atención de Mariátegui. Hasta el Perú
alcanzaron los movimientos reformistas que se iniciaron en Córdoba, en el año
1918, producto de la «recia marejada post-bélica»,
aunque en
ese país, en un principio, la ideología del movimiento estudiantil careció de
homogeneidad y autonomía. Los estudiantes de América, querían sacudir el medioevalismo
también de sus casas de estudio. Sus reclamos se basan en la necesidad de que
los estudiantes intervengan en el gobierno de las universidades y el
funcionamiento de cátedras libres, al lado de las oficiales, cátedras de
limpios y nuevos conocimientos. En una palabra, querían que la Universidad
dejara de ser un órgano de casta, cesara ese divorcio entre su función y la
realidad nacional y tomara el verdadero rumbo que le era asignado. Con relación
a este problema, Mariátegui nos hace un extenso estudio sobre la reforma en el
Perú y la reacción en su contra, las ideologías que intervinieron en esta
pugna: los conceptos civilistas burgueses de Villarán, el aristocratismo
idealista de Deustua, etc. Para Mariátegui, «el problema de la enseñanza no
puede ser bien comprendido en nuestro tiempo —dice— si no es considerado como
un problema económico y como un problema social. El error de muchos
reformadores ha estado en su método abstractamente idealista, en su doctrina
exclusivamente pedagógica». No se puede desconocer la ingerencia del factor
económico en la estructuración de planes y programas de enseñanza, en todos los
tiempos.
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